“Se suponía que la panadería de un pueblo bávaro iba a cerrar. Pero los residentes encontraron una solución, porque todos actuaron juntos, desde los bebés hasta los ancianos. (…)
Una panadería cierra todos los días en Alemania. La escasez de trabajadores calificados, la inflación y el aumento de los costos de la energía y las materias primas están ejerciendo presión sobre los sectores. El año pasado, el trigo fue a veces un 50 por ciento más caro de lo habitual y el petróleo incluso tres veces más caro. Una vez que cierra la panadería, las cosas empiezan a ir mal en muchos pueblos:
Los residentes compran en el pueblo vecino y, debido a la falta de clientes, la carnicería y luego la posada cierran pronto. Lo que queda es un pueblo destruido. Esto sucede a menudo en Alemania. (…)
En Wombach quisieron evitar este destino con un esfuerzo conjunto único. Y ahora, un año y medio después, parece que realmente lo han conseguido. (…)
La misión de rescate comenzó en un banco de madera de un rincón. El maestro panadero Endres estaba sentado en ese momento en la cocina de la panadería. Estaba gravemente enfermo y trabajar ya no era una opción. Poco después del anuncio del cierre, las primeras grandes panaderías le hicieron ofertas para hacerse cargo de su negocio en Wombach y abrir allí una panadería.
La solución más sencilla habría sido vender productos de panadería fabricados industrialmente, pero habría supuesto el fin de una tradición familiar y artesanal centenaria. "Podemos preservar esto", dijo Ullrich en ese momento. (…)
Antes de que la cooperativa se hiciera cargo de la panadería, en la panadería trabajaban cuatro personas; hoy son tres. "Nadie puede enfermarse", afirma Riethmann. (…)
Sin embargo, la panadería Wombicher Beck se inauguró apenas cinco semanas después de la fundación de la cooperativa. Wombich, así llaman a su lugar en el dialecto local. A la inauguración asistieron el cura, la banda del pueblo y el maestro panadero Endres. A la gente de Wombach le gusta recordar este día. (…)
En la panadería trabajan en total seis personas, tres en la panadería y tres en la venta. Lo que no pueden hacer, lo hacen unos 40 voluntarios: vender pan en el mercado semanal, decorar la sala de ventas o entregar los pedidos. "Sin ellos no funcionaría", afirma Riethmann.
Si se pregunta a la cooperativa bávara sobre el concepto Wombacher, Max Riedl responde: "Se trata probablemente de la fundación más rápida en la historia de nuestra asociación". En Baviera hay 1200 cooperativas, entre ellas posadas, centros comunitarios y 35 tiendas rurales, “pero una comunidad tan fuerte para un solo negocio artesanal es la excepción”. “
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